domingo, 30 de marzo de 2008

...y los días pesan

Y el tiempo pasa, pasa sin tí. Y las horas vuelan, sin piedad, sin mirar atrás. Y los días pesan.
Y tú sigues ahí, inmóvil, impasible, indiferente. Nada parece perturbarte, nada te hace pestañear. Mirada al frente, expresión serena. Y dejas que el mundo gire, que la vida escape, que tu vida muera.

¿Hasta cuando?

lunes, 24 de marzo de 2008

A palabras necias, oídos sordos.

Demasiadas veces durante mi vida he escuchado esta frase. Demasiadas veces he oído salir de la boca de unos y otros que tenemos que pasar de lo que la gente pueda decir de nosotros, que no nos deben afectar las críticas sin fundamento, que no tenemos que preocuparnos por lo que los demás puedan hablar a nuestras espaldas. He intentado de verdad hacer caso de estos sabios consejos, pero todo tiene un límite.
¿Porqué tengo que soportar que la gente me vaya criticando por detrás? ¿Porqué tengo que callarme cuando alguien se ríe de mí, pensando que no me entero? ¿Porqué tengo que aguantar que personas sin dos dedos de frente se paseen por el mundo soltando necedades sobre otras a las que ni siquiera conocen?
Es increíble como hoy en día hay personas que no tienen otra cosa mejor en la que perder el tiempo que ir haciendo daño allí por donde pasan. Su diversión favorita es tener a alguien con quien meterse, a quien criticar, de quien reírse, a quien llamar todo lo que pasa por su cabeza hueca, a quien colgar todos y cada uno de los "motes" que van escuchando por el mundo adelante. Desgraciadamente, vivimos en un mundo donde los más poderosos no son los más inteligentes, sino los más influyentes, los que son capaces de, con su absurdo comportamiento, hacer reír a más inútiles como ellos mismos. Y, lo peor de todo es que tienes que aguantarte, guardarte las ganas de partirles la cara, de soltarles cuatro cosas bien dichas, de dejarles quedar peor que el betún; pues de ese modo estarías rebajándote a su nivel.
Ya no sé qué es mejor, ya no sé qué hay que hacer... ¡vaya mierda de sociedad!

viernes, 21 de marzo de 2008

Tempus fugit

Hoy es uno de esos días en los que te paras a pensar y te das cuenta de cómo va pasando la vida, de lo rápido que se esfuma el tiempo, de cómo lo desaprovechamos día a día. ¿De verdad somos conscientes de que cada día es único, de que no va a haber otro igual? ¿De verdad tenemos presente que cada momento es importante, que la vida es una sola, que no va a haber una segunda oportunidad?
Es en días como hoy cuando me propongo mil y una cosas, cuando me marco tropecientas metas, cuando me digo a mí misma: "A partir de ahora todo va a cambiar". Desgraciadamente, nunca cumplo mis promesas, siempre acabo dejándome llevar, y al final todo se queda igual.

Pero hoy va a ser distinto. Hoy voy a cumplir lo que me proponga, hoy voy a empezar a cambiar.
Esperemos que todo esto no se quede en unas simples palabras...

jueves, 20 de marzo de 2008

Inalcanzable


Es esa sensación que nos invade, que nos hace sentirnos satisfechos con nosotros mismos y con el resto del mundo; eso que sentimos cuando hacemos las cosas bien, cuando recibimos buenas noticias, cuando en el mundo no hay problemas, cuando todo sale tal cual lo planeamos.
Por desgracia, este sentimiento no es eterno, no dura para siempre, no hay ninguna manera de atraparlo. Aparece en muy contadas ocasiones, tan pequeñas que a veces ni nos damos cuenta. Es frágil pero intensa; misteriosa y, a su vez, cautivadora.
Simplemente es algo por lo que debemos luchar día a día, esforzarnos por conseguirlo; y, cuando lo tengamos, tratar de que esté con nosotros el mayor tiempo posible.


¿Quieren saber qué es?
Pregunten a cualquiera que vean por una escurridiza dama que se hace llamar felicidad.

Nuevos tiempos

No sé porqué lo he hecho, ni siquiera sé muy bien cómo he llegado hasta aquí. Necesitaba un espacio, mi propio espacio, donde poder plasmar todo aquello que pienso y siento, donde nada ni nadie me ponga límites. Quizás por eso estoy ahora escribiendo estas palabras.
Intentaré que esta idea descabellada dé algún fruto, que no se convierta en una simple rutina. Quizás en poco tiempo me canse, quizás no deje nunca de escribir... Me bastará con poder expresarme y ser yo misma, aunque nadie llegue a leer nunca lo que vaya plasmando aquí.