jueves, 24 de abril de 2008

Mi palabra prometió no abandonar, más allá de alguna lágrima y mil voces. Como dije alguna tarde en mis papeles: aunque el viento sople fuerte, siempre estoy, no hace falta recordarte que recuerdes que te brindo si hace falta lo que soy. Consejera cuando el sueño no aparece y aparecen esas ganas de llorar. Un oído que te escucha aunque amanece, una voz que si estas mal te va a llamar. Te quiero, lo sabes. Estoy siempre no hace falta prometer que cuando tenga que estar, ahí voy a estar.




Me faltan palabras para agradecer tantas y tantas conversaciones, tantas cosas que recibo sin dar nada a cambio. Porque una palabra, una sonrisa, un abrazo, un gesto de amistad, son cosas que no se olvidan. Y aunque en algunos casos, la distancia juega en nuestra contra, os siento aquí, cerca, y nunca dejaré de dar gracias por ello.