Nervios, incertidumbre, esperanza, y una pantalla de ordenador. Hasta el último minuto la ilusión se resiste. "Mi futuro está en juego", piensas; y el miedo al rechazo te invade nuevamente. Sin pensarlo dos veces, pinchas la lista, esa lista infinita...
Nombres conocidos, sonrisas, más nombres conocidos, y una desilusión. Un nombre, un nombre que te marca allí donde vas, que te acompaña en todo momento, un nombre que no aparece. Lees una y otra vez, buscas y rebuscas, pero el resultado es siempre el mismo. "Quizás no era tan bueno como pensaba", te dices a tí mismo, y con mucho orgullo y resignación, prosigues tu camino en busca de un nuevo sueño.

Unos meses después, la historia de aquel veintinueve de febrero ya perdido en el caminar del tiempo se repite. Pero, quizás por suerte, quizás por méritos, el final no es el mismo. De esta vez sí está ese nombre, ese que te está dando la oportunidad de pasar el que puede ser el mejor verano vivido hasta ahora. Felicitaciones, sorpresas, sonrisas, y la ilusión que vuelve. Ahora ya puedes decir que ha valido la pena, que lo has conseguido.
¡Felicidades!